Una pesca para exigentes que requiere lances largos en piedra de los Vidaleros o largas caminatas y esperas tras cruzar la boca de la albufera de Mar Chiquita. Pero que justifica cualquier esfuerzo cuando se clava un ejemplar.
Es cierto, ya no son las de otros tiempos, donde lograr ejemplares de 15 a 20 kilos no era raro. Hoy por hoy los pichones de corvinas negras o «moritas», como le dicen en la costa, suelen andar entre los 3 a 6 kilos, y ocasionalmente se pesca alguna de 15 o más cuandose fondea la línea con un kayak o cuando la diosa fortuna toca la caña de algún pescador. Pero esas excepciones, que felizmente todavía tenemos, son sólo eso, excepciones. Sin embargo, pese a que la intensa presión de pesca que sufren las Pogonias Cromis (Corvinas Negras) en Brasil, Uruguay y nuestra bahía de Samborombón, todavía las morochas nos siguen dando emociones. Y basta tener una clavada del otro lado de la línea y traerla los más de 100 metros de tiro que exige pescarlas en Pozo de los Vidaleros, o arrimarla a la costa en la boca de la albufera de Mar Chiquita, para darse cuenta de que cualquier sacrificio valió la pena.
En esta ocasión, acompañados por el guía Leandro Amadeo Ponce de San Clemente, hicimos campamento base en Piedra de los Vidaleros, una zona en donde un vestigio del macizo de Tandilia aflora a unos 150 metros de la costa ofreciendo un fondo rocoso donde se crían crustáceos que son el alimento favorito de nuestra especie buscada. Esta zona queda unos 1.000 metros hacia el Sur de Mar Chiquita tomando como referencia la última calle asfaltada, y es menester contar con vehículos 4×4 para sortear el médano inicial o hacer fatigosas caminatas con todo el equipo al hombro. Una parte de nuestro equipo, en cambio, cruzó la boca de la albufera gracias a los oficios del Negro Martínez, que brinda ese servicio, y pescó pasando la boca de la albufera en playas de Celpa.
Agarrando la creciente al caer el sol, en Vidaleros hicimos lances largos de más de 100 metros, cuidando de vincular la plomada a la línea mediante un fusible (como explicamos en el número anterior) para cortar el plomo ante un enganche y salvar la pieza. La carnada: langostino grande. Es que ya no está permitido usar la almeja navaja o el cangrejo de panza roja, especies cuya extracción está prohibida. Acaso por eso los piques no sean tantos. Sin embargo, junto al guía Ponce y los amigos Charly Geier y Carlos Alcaraz, logramos un par de piezas de 4 a 5 kilos, muy combativas.
Y por la boca de la albufera, salieron sólo tres ejemplares el día de nuestro relevamiento, mostrando a las claras que ésta no es una pesca de abundancias, sino una pesca donde además de hacer todo bien hay que contar con el factor suerte.
Las brazoladas deben ser cortas, de no más de 60 cm, y para tener mayor distancia de tiro tenemos que unirlas al plomo (recomendamos lo de ganchos de destrabe) mediante un bait clip.
Mención: Viva la pesca diario popular