La provincia apeló una sentencia que la obliga a diagramar un programa de cuidado de los peces del río Paraná, animales en peligro por la bajante histórica y por la lógica comercial propuesta por los frigoríficos exportadores.

Se acercan días claves para los peces del río Paraná. El verano es su época de apareamiento, pero solo pueden reproducirse con un cauce superior a tres metros y con lagunas en los humedales para que se crien los alevines sin ser depredados. Condiciones estrictas que no se cumplen desde 2016.

Y como un sábalo tiene una edad promedio de entre 7 y 8 años, la consecuencia es que en la actualidad la fauna ictícola de nuestra provincia “está muy golpeada”.

Quien aporta el dato es Romina Araguas, abogada y ambientalista del colectivo El Paraná No se Toca.

Este año, junto a otros integrantes de esta organización y de la ONG “Mundo Aparte” consiguieron un fallo judicial “muy favorable” que obligó al Estado provincial a realizar un plan de abordaje para el tratamiento y la conservación de nuestra fauna ictícola.

La demanda judicial fue iniciada ante la incertidumbre por “la poca información con la que cuenta la provincia a punto tal de que no conoce el estado de sus ríos y de sus pescas”.

 

El juez Luciano Carbajo dio lugar al pedido de los ambientalistas brindando detalles del estado de situación de los peces del río Paraná como consecuencia de la bajante registrada desde 2019. También dio cuenta de la falta de información oficial sobre el tema.

Allí, Carbajo solicitó la elaboración de un Plan Estratégico para la Utilización Sustentable del Recurso Ictícola, dictamen que fue apelado por el Gobierno santafesino y se encuentra a la espera de sentencia firme.

Detalles de la causa

La demanda interpuesta por Araguas y compañía inició en 2020 ante la preocupación por la “pronunciada bajante” en los niveles de agua del Paraná que se registraban desde agosto del año anterior.

Consistió en una “acción de protección de intereses difusos” donde se pidió que el Gobierno de Santa Fe implemente un plan integral de protección de la fauna ictícola “que contenga información adecuada, confiable y accesible”.

En el fallo se puntutalizó que al momento de la presentación inicaba un período de escasez «extraordinaria», dado que se dio por un período ininterrumpido de 10 meses “afectando negativamente la temporada reproductiva de los peces”.

Este contexto de extrema bajante facilitó “la pesca descontrolada”, dado que “no se ha disminuido la tasa de exportación del sábalo, que actualmente está en 15.000 toneladas, similar a años anteriores cuando el río estaba con mayor altura”.

Esta situación se viene repitiendo sistemáticamente, convirtiendo a la fauna ictícola de la provincia en “absolutamente vulnerable a la pesca”.

Aquí los reflectores apuntan a un lado concreto: los frigoríficos.

Son ellos ―y no los pescadores― quienes motorizan la “pesca comercial indiscriminada” que en Santa Fe se realiza sin un debido control de manejo sustentable.

“Permitir la pesca comercial indiscriminada significa la expoliación del río, y la provincia carece de (un) plan (…) con información adecuada”, puntualizó el juez Carbajo en su dictamen.

Y pese a haber apelado el fallo, el Gobierno santafesino reconoció en su descargo la falta de elementos para cuidar nuestros peces.

“Los frigoríficos controlan el mercado a un precio cada vez más bajo”

Romina Araguas señaló estar “muy conforme” con el fallo del juez Carbajo: “Fue muy proactivo en brindar información y requerir evaluaciones”, puntualizó.

Como la decisión fue apelada, resta una sentencia de la Corte Suprema que los colectivos ambientales esperan favorable.

Se mantienen expectates e incluso solicitaron que se corra un “traslado” de la sentencia «para poder dar nuestra opinión antes de que sea dictada”.

—El juez fue detallista sobre cómo debe cumplirse (el plan de abordaje) y está bien porque es su rol. No es necesario atarse a la letra como en una demanda civil—, ampló Araguas.

También aclaró que el problema no son los pescadores comerciales ni deportivos, sino el sistema de depredación impuesto por la lógica de los frigorígficos.

Los frigoríficos controlan el mercado a un precio cada vez más bajo. Los pescadores tienen que pescar más para ganar los mismo que hace unos años. Además seguimos siendo uno de los únicos países que siguen exportando peces de río—, sostuvo la abogada ambientalista.

Y amplió: «Es una verguenza lo que está pasando. Los pescadores deportivos se unieron a nosotros en la demanda porque hacen concursos de pesca de moncholos y sacan o uno o dos. También los pescadores comerciales, que están en situaciòn extrema porque deben venderle a los frigoríficos para poder comer.»

Con un fallo firme, la provincia de Santa Fe tendría la obligación de cumplir con los compromisos legales actualmente en suspenso (como detalló Carbajo en su fallo) y de diagramar un protocolo de acción para anticiparse a los problemas y contar con información pública de calidad.

“Todas las provincias del delta ya tomaron medidas restrictivas”, recordó Araguas en medio de este mientras tanto.

Fuente: www.santafeplus.com

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