Este fin de semana, unos 80 aficionados a la captura de truchas se congregaron a orillas del Río Grande en la 32° Fiesta Nacional de la Trucha y el 9° Encuentro de Pesca con Mosca.
En medio de la estepa fueguina, el Río Grande esconde uno de los tesoros más preciados para pescadores locales y de todo el mundo. Allí, la trucha marrón propone una lucha de ingenio y destreza irresistible. Este fin de semana, cuando está terminando la temporada, unos 80 apasionados de la pesca con mosca salieron en caravana y coparon unos 50 kilómetros de una margen del río, congregados ante esa pasión compartida por armar sus propios señuelos y gozar luego de la espera silenciosa. Las excusas fueron la 32° Fiesta Nacional de la Trucha y el 9° Encuentro de Pesca con Mosca.
Gabriel llegó en su camioneta con dos hermanos desde Catamarca, a 3.700 kilómetros de distancia. En su provincia, cuenta, siempre pescó con carnada, pero desde hace cinco años es unos de los “nuevos apasionados” –y con locura, remarca– de la pesca con mosca. En esta especialidad se reemplaza la carnada común por señuelos fabricados con cueros de animales, plumas e hilos de colores. Y se acompaña la actividad con lo que los especialistas llaman catch and release (captura y liberación).
En ese arte puntilloso –y primitivo– de crear los propios señuelos hay varios gurúes que comparten experiencias, técnicas y son referencia ineludible en los encuentros de pesca. Ellos son los“atadores de moscas”.
Fuente: www.clarin.com