VILLARINO.- «Nos tocó ser los guardianes de la laguna en esta época», afirma Adrián Andreoli, de 48 años, nacido a orillas de La Petrona, un espejo de agua que se está secando y que depende del caudal del río Colorado para seguir existiendo. Llegó a tener más de dos metros de profundidad hace veinte años, y hoy, sólo alcanza los 20 centímetros. «Se están muriendo los peces», aclara. La laguna tiene una superficie de 500 hectáreas, gran parte de las cuales ya no tienen agua. En un entorno seco y desertificado, este reducido espejo de agua es un refugio para más de 130 especies de aves, incluido el flamenco rosado y peces como el pejerrey y la perca (único salmónido endémico nativo). «Sino entra agua urgente, muchas de las especies desaparecerán», afirma Andreoli.

La Petrona está al sur de la provincia de Buenos Aires, en el Partido de Villarino. La región sufre la desertificación. La falta de lluvias se hace notar, la sequía agrieta la tierra y preocupa a los productores. La zona recibe agua del río Colorado por un sistema de riego que administra el Corfo (Corporación de Fomento del Valle Bonaerense del Río Colorado). «Sabemos que hay un problema hídrico en la región, pero no estamos de acuerdo con sus prioridades, favorecen a los productores, pero están dejando secar una laguna que es hábitat de nuestra fauna y flora nativas», afirma Adrián.

ILLARINO.- «Nos tocó ser los guardianes de la laguna en esta época», afirma Adrián Andreoli, de 48 años, nacido a orillas de La Petrona, un espejo de agua que se está secando y que depende del caudal del río Colorado para seguir existiendo. Llegó a tener más de dos metros de profundidad hace veinte años, y hoy, sólo alcanza los 20 centímetros. «Se están muriendo los peces», aclara. La laguna tiene una superficie de 500 hectáreas, gran parte de las cuales ya no tienen agua. En un entorno seco y desertificado, este reducido espejo de agua es un refugio para más de 130 especies de aves, incluido el flamenco rosado y peces como el pejerrey y la perca (único salmónido endémico nativo). «Sino entra agua urgente, muchas de las especies desaparecerán», afirma Andreoli.

La Petrona está al sur de la provincia de Buenos Aires, en el Partido de Villarino. La región sufre la desertificación. La falta de lluvias se hace notar, la sequía agrieta la tierra y preocupa a los productores. La zona recibe agua del río Colorado por un sistema de riego que administra el Corfo (Corporación de Fomento del Valle Bonaerense del Río Colorado). «Sabemos que hay un problema hídrico en la región, pero no estamos de acuerdo con sus prioridades, favorecen a los productores, pero están dejando secar una laguna que es hábitat de nuestra fauna y flora nativas», afirma Adrián.

El último invierno no nevó lo suficiente, y las consecuencias son que tenemos muy poca agua (León Somenson, administrador general del Corfo)

«La vida en la laguna te condiciona a tener pocos amigos», suele repetir Adrián. A diario sale a relevar el estado de la cota de agua. Pero también, por las noches, tienen otros enemigos: los cazadores. «Vivimos acá para proteger no sólo la laguna, sino a las especies que viven de ella», afirma. «No extrañamos las comodidades para nada. Vivimos en un ambiente totalmente natural, donde te despiertan las aves por la mañana y sos parte del ciclo de la vida de cientos de especies», sostiene Adrián. «Me crié en este lugar y, para mí, es mi mundo», confiesa.

La Petrona no es una laguna desconocida para los habitantes de la región. Durante el siglo pasado fue un lugar de encuentro, se usaba como balneario y los pescadores tuvieron allí un paraíso donde practicar su oficio, dio trabajo a varias familias. Se usó para la pesca comercial controlada de 1970 a 2006. La familia de Adrián enviaba por tren las percas para Mar del Plata, pero a partir de aquel último año, la laguna comenzó a dejar de recibir agua de riego, e inició un lento proceso secano. «La quieren hacer desaparecer. Comprendemos la crisis hídrica pero no estamos de acuerdo en que el medio ambiente ocupe el último lugar en prioridades, ponemos en valor el monte nativo y las especies que, con el correr de los años, eligieron la laguna para sobrevivir frente a tanta destrucción que el hombre le ha producido a la naturaleza», acuerda Adrián.

Camping agreste

El plan de Erica y Adrián, que viven aislados en un entorno natural de gran belleza, es hacer allí un camping agreste para que más personas puedan disfrutar del espectáculo natural de pernoctar en uno de los últimos espejos de agua del sur de la provincia, donde la intervención del hombres es nula. Es territorio virgen. «Es uno de los reservorios más importantes de flamencos australes, con una población estable de alrededor de 3000 ejemplares. Además de albergar percas y nutrias, hay aves de laguna como coscoroba, macá chico, macá grande, tero real, chorlo simple y doble collar, gallareta, espátula rosada, entre otras. La Petrona está en la ruta de aves migratorias que se trasladan desde Canadá a Tierra del Fuego, entre estos el cauquén colorado, que se encuentra en gran peligro de extinción», completa el panorama Adrián. El proyecto es ambicioso, convertir a la laguna en una Reserva Natural.

Del Corfo dependen 1300 productores, cada uno de ellos paga un canon de riego, que está relacionado con la superficie sembrada. La cebolla y el ajo, mueven la economía distrital, necesitan mucha agua para crecer. «De alguna manera, del Corfo dependen los 30.000 habitantes de Distrito de Villarino», afirma Somenson y grafica la importancia del agua en una región en donde cada vez es un recurso más limitado. «No sólo Villarino, sino Patagones, dependen del riego».

Se riegan 140.000 hectáreas, este año «estaremos entregando agua para 70.000 o como máximo 80.000», advierte Somenson. «Dependemos de la nieve de las nacientes del río, que están en Mendonza», afirma. El río Colorado nace en la Cordillera de los Andes, en los ríos Grande y Barranca. Recorre 922 kilómetros hasta llegar al Mar Argentino. El cambio climático suma preocupación. «El último invierno no nevó lo suficiente, y las consecuencias son que tenemos muy poca agua», sostiene. En el Embalse Casa de Piedra, que se halla en el límite entre Río Negro y La Pampa se controla y regula el caudal -magro en estos años- del río Colorado. «Hay 30% menos de agua», afirma Somenson. Las perspectivas no son alentadoras. «Hay que sumarle la falta de lluvia, en Villarino la media anual es 450 mm y en el 2019, apenas llovieron 357», completa el análisis.

«Vamos a tener que regar menos. Les hemos informado a los productores la situación. Deben optimizar el agua que se entrega, hacer reservorios, cuidarla mucho», reconoce Somenson. Con respecto a La Petrona y el pedido de Erica y Adrián para que no dejen de enviar el recurso y evitar la desaparición de la laguna, las prioridades son claras. «La poca agua que tenemos se la entregamos a los productores, la Petrona históricamente se llenó con agua de lluvia y la propia crecida del río. En enero y febrero no podremos darles agua, por la demanda de los cultivos», afirma. «Ellos pagan un canon por riego de 25 hectáreas, las dos últimas semanas no le pudimos entregar agua, es una situación muy complicada la que estamos atravesando», resume Somenson.

«Es claro el mensaje: eligen la cebolla y van a dejar morir a uno de los pocos humedales que quedan», afirma Andreoli. Una de las soluciones que esgrimen en la región es reflotar un viejo proyecto de trasvasar agua del rio Negro al Colorado. El primero expulsa 900 metros por segundo de agua dulce al mar. Ese agua podría ser de vital utilidad para la cuenca bonaerense. «Tienen que acordar políticamente Neuquén, Buenos Aires y Río Negro», sostiene Somenson. El polvo y la tierra agrietada donde antes había agua es la postal actual de La Petrona. «Está muy bien que los productores tengan agua, pero el medio ambiente, también es una prioridad», resume Erica, mirando la laguna, donde apenas se ve un estático y delgado manto de agua.

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Fuente: www.lanacion.com.ar