Al garete, a la deriva, al pindá o pindaceando, camaloteando o al camalote son algunos de los términos usados para definir una modalidad de pesca que podríamos dar en llamar «de deriva», que se practica tanto en aguas abiertas como cerradas. Básicamente consiste en dejar «flotando» un aparejo de pesca (seleccionado para la especie elegida) desde una embarcación a la deriva (es decir sin fondear y sin propulsión propia) dejándose arrastrar por el viento y/o la corriente junto con el aparejo que «camina» a la misma velocidad del viento, la corriente y de la embarcación. Esta deriva puede hacerse con el motor en marcha o no, dependiendo de las necesidades de aplicar determinadas medidas de seguridad a partir de las aguas en las que «flotemos». En todos los cursos del sistema del Río de la Plata esta técnica es aplicada para especies como el dorado, surubí y pejerrey con carnada natural, como pescas predominantes (a media agua, a fondo o a flote) y en aguas interiores para capturar flechas de plata. Esta técnica no solo se aplica para pescar sino que muchas veces la usamos «para NO pescar». Aclaro: Cuando empiezan los fuertes calores en las lagunas bonaerenses y se activa el dentudo la mejor (o la única) forma de evitar que estos tomen nuestros anzuelos para pejerrey es garetear para que la carnada no permanezca quieta en un solo lugar a merced de los depredadores.
Esta modalidad está al alcance de cualquiera que desee intentarla, pero hay que tener en cuenta un solo secreto: Que tanto la plataforma sobre la que se encuentre el pescador como el aparejo en el agua se desplacen a la misma velocidad. De no ser así las posibilidades de pinchar un pez se nos van a ir reduciendo por algunas circunstancias que veremos luego. Para garetear en los cursos de agua con corrientes (como los ríos) no hay demasiados problemas ya que la corriente por sí misma hará que ambos objetos viajen casi a la misma velocidad o con muy poca diferencia, que necesitarán solo de pequeñas correcciones, pero si nos dejamos llevar por la fuerza del viento deberemos ir solucionando algunos inconvenientes que pueden hacernos fracasar en la pesca, y que tendremos que ir teniendo en cuenta. Por ejemplo: Si se levanta viento y tenemos una obra muerta exagerada (léase un bote grande con mucha resistencia al viento), ésta nos hará caminar a una velocidad demasiado ligera. ¿Qué consecuencias traerá esto? Que el aparejo vendrá atrás nuestro a una velocidad mucho más rápida de lo deseado, y seguramente las brazoladas vendrán levantándose por sobre la superficie por efecto de una exagerada traslación, en completo desacuerdo con el agua que corre más lenta, y por lo tanto en forma anti natural, lo que hará desconfiar al pez de tomar el engaño.
Las soluciones pueden ser varias: Una es pescar por sectores. O sea: Trabajar la línea con el pick up del reel abierto e ir amortiguando esa velocidad demasiado rápida regulando, a criterio, la salida de hilo del reel. En este caso nos encontraremos que en algún momento se nos va a acabar la carga, por eso la definición que uso de «pescar por sectores». Regularemos la salida del hilo durante un par de minutos para luego recuperar algo del nailon suelto para volver a tener la misma reserva, y de ahí empezamos con el procedimiento de nuevo, recuperamos y soltamos, recuperamos y soltamos, y así sucesivamente hasta decidir no pescar más. La otra, aplicable cuando el viento es una brisa, es lastrar las brazoladas con plomitos partidos (municiones) para que tengan algo más de peso y se mantengan abajo. Estas municiones se colocan a unos 5 cms. del ojal del anzuelo y actúan como contrapeso. Otra técnica es frenar la embarcación. ¿Cómo logramos esto? El método más simple y más usado es soltar un peso para que al hacer éste resistencia en el agua nos vaya frenando. Este sistema puede ser implementado tanto de proa / popa como de cualquier banda. En el Río de La Plata se lo ata por popa y en aguas cerradas se lo hace por una de las bandas (lo más aconsejable si hay más de un pescador) atando el cabo a un cáncamo o a una toletera. Para esta maniobra se puede usar un muerto o la misma ancla de la embarcación. El cuidado que tenemos que tener (si venimos arrastrando por el fondo o hay mucha vegetación sumergida) es que el cabo sea lo suficientemente largo como para que si el viento es fuerte y el peso se engancha en el fondo no nos incline demasiado la embarcación con el riesgo de embarcar agua. Otra forma de frenar la velocidad de deriva de la embarcación es con un ancla de capa.
Ancla de capa
Funciona «embalsando» agua la que nos hace frenar la velocidad que nos hace levantar el viento y evita que se levanten las líneas que derivan detrás nuestro. Los hay de diferentes tamaños y construcciones, por ejemplo no sería el mismo el que usamos en el Río de La Plata que en La Salada Grande. Consta de una lona fuerte cocida con forma cónica con una boca grande de entrada de agua y otra boca «caudal» de salida que podemos hacer regulable y variable desde cierre total hasta 25 cms. de abertura. Cuanto más chica la boca caudal más agua embalsa y esto da la resistencia para pescar a la velocidad deseada. Podemos agregarle a la boca caudal de salida un boyarín para que cuando decidamos recogerlo, en el caso de ser grande, no tengamos demasiados problemas, podamos ir a buscarlo y levantarlo de atrás para evitar hacer fuerza levantando agua. El largo del cabo dependerá del oleaje pero no debería tener que exceder los 6 o 7 mts. máximo. Para más información haga click aquí
En las lagunas la única manera de garetear es aprovechando el viento, ya que es raro que tengan corrientes y, si las tienen, están ubicadas en determinados sectores, lo que nos limita para cubrir todo el espejo. En este caso el secreto de la pesca se limita a encontrar la velocidad justa de deriva para lograr los piques. También la elección del ancla de capa o del muerto influye en la pesca. Por ejemplo: Si lo hacemos con un peso éste vendrá arrastrando por el fondo levantando sedimentos que enturbiarán el agua. Pero con estos sedimentos también se levantan microorganismos de los que se alimentan los peces. Esto termina reafirmando lo de «cada maestrito con su librito». Por estas cosas es que estoy cada vez más convencido que nada es absoluto, y menos en la pesca. Si usamos algún muerto o ancla, además de levantar sedimentos seguramente andaremos a los tirones (combinando enganches con sueltas en la vegetación sumergida o en un fondo irregular) reduciendo las posibilidades de pesca, ya que es importante que la velocidad de deriva sea, además de la correcta para el momento, lo más armónica posible. El tamaño del muerto deberá ser proporcional al desplazamiento y es importante que no tenga aristas con las que pueda engancharse en el fondo y convertirse en irrecuperable. Los bordes redondeados son mejor. La ventaja que tiene este sistema es que podemos regular la velocidad de garete haciendo que el peso arrastre por el lecho o apenas lo roce. Se complica si hay mucha vegetación sumergida, pero insisto con levantar microorganismos también de entre la vegetación. Con vientos fuertes y/o marejadas obviaremos garetear por banda ya que el riesgo de embarcar agua es alto.
Glosario:
Garete: Significa que una embarcación se encuentra sin timón y/o motor librada a vientos y corrientes.
Camalote, pindá, deriva: Desplazamiento de una embarcación sin motor llevada por la corriente o el viento.
Obra muerta: Resistencia que ofrece el bote al viento.
Cáncamo: Pieza de una embarcación a la que se sujeta un cabo.
Tolete: Pieza que sujeta los remos a una embarcación.
Cornamusa: Pieza de una embarcación a la que se sujeta un cabo.
Muerto: Peso que no es un ancla, con el que se fondea una embarcación.
Embalsar: Acumular, juntar.
Un muerto puede hacerse con una lata, la que se llena con cemento y se le coloca un gancho metálico liso al que se le ata el cabo por el que se sujeta a una embarcación.
Fuente: irapescar.com